Smart Gallery inaugura su muestra de verano

Smart Gallery inaugura su muestra de verano


Smart Gallery inaugura su año calendario con una muestra de sus artistas bajo la mirada de Andrés Sobrino, quién esta vez se atreve a mostrar/se en un rol doble. El de  artista y curador de la gran exhibición.

Bajo su mirada crítica conviven en equilibrada armonía las obras de Valeria Maculán, Julián Prebisch, Hernán Paganini, Natalia Cacchiarelli, Stoppani & Legavre, Hernán Salamanco y Verónica Romano. Esa aparente armonía resulta en una disruptiva exhibición en dónde los artistas llevan la mirada del espectador a un punto culmine.

Se puede visitar desde el 18 de enero hasta el 25 de marzo con cita previa, siguiendo los protocolos covid en Av Alvear 1850 PB.

Un avestruz se siente invisible cuando mete la cabeza en un agujero, y como ella no ve, piensa que no es vista, como los niños cuando juegan a las escondidas.

“Hay algo natural en el ser artista que lo hace un exhibicionista, ya sea para mostrarnos su gran personalidad o para exponer a la vista de todos su obra. Indicar, señalar y contar. Explicar, guiar y enseñar. Presentar, manifestar y exteriorizar. Demostrar. Sinónimos que explican generosidad y entrega a su público. Porque el artista, a través de su mostrar, anhela generar un vínculo. El artista también pretende algo de los demás, ver si causa algo en el otro. Quiere involucrar y provocar en el otro un sentir, una causa efecto, este mecanismo de seducción e intercambio pretende a su vez el regocijo propio, la caricia y el placer del vínculo donde la obra es el médium”, explica Andrés Sobrino. 

Pero ¿qué pasó en todo este tiempo con la imposibilidad física de mostrarse o de mostrar su trabajo? “Pienso en el artista como ese niño que se sabe invisible tras cubrirse los ojos. Todos sabemos que es visto, que está ahí: el artista y su obra en un juego con una trampa permitida.” 

Esta muestra deja ver lo que estuvo oculto tras los ojos. La mirada tapada por esas manos de niño. Al fin, la paradoja de la invisibilidad del artista sale a la luz físicamente como cuerpos expulsados de sus talleres; ansiosos de ser vistos, descubiertos. Al fin el cuerpo del artista se exhibe pretencioso y cauto, coquetea con el arte y su público, despliega sus plumas el avestruz. 

Uno a uno, definidos por Andrés Sobrino:

Natalia Cacchiarelli: Alejada de cualquier idea de representación construye espacios ópticos e infinitos entre volúmenes y planos, secuencias cromáticas que insisten y persisten. Sus pinturas nos llaman a verlas, invitan a entrar, atrapan, y cuando se es presa, molestan y perturban. Serial y obsesiva lleva a cabo su plan.

Stoppani & Legavre: Aprender de la vida aprender del arte, el arte como un juego el arte como vida. Constructores y hacedores, pintores y escultores, moda, diseño y arte,  sin la pretensión de los preceptos teóricos, navegan libres en una búsqueda estética que les pertenece por categoría, y por último glamour y humildad.

Valeria Maculán: Une reccortes del paisaje urbano y la moda, la tela y la pintura, el diseño y la escultura, ocupa el espacio y nos invita a recorrer sus ropas imposibles y acogedoras, el mundo orgánico y la geometría cuelgan blandas, geometrías que desafían el peso de las formas y el color.

Hernán Paganini: Hacedor de fragmentos, todo lo que ve lo corta y lo deja reposar. Buscador incansable de lo que ya nadie quiere, lo toma y lo deja reposar. Acumulador incesante que capa tras capa reformula y deconstruye para construir un nuevo orden visual, uno que nos sirva a todos.

Julián Prebisch: Buscador de huellas, antropólogo, traductor de modernidades, lutier de geografías pictóricas, escultor de sueños imposibles, paisajista geométrico y ebanista orgánico, joyero ecléctico y artista desprejuiciado. Entre la rareza y la formalidad parece cubrir todos los campos de la estética visual.

Verónica Romano: Sopla incansable como el viento sopla una roca hasta dejarla suave y pulida, aparecen las formas, desentraña la poética del relato y construye espacios que son como fábulas astrales. Una escultura no es sólo una escultura, se completa como parte de una puesta en escena que se construye meticulosamente entre bronces, cadenas y espejos.

Hernán Salamanco: En el taller hay objetos punzantes, martillo, amoladora, esmaltes, barnices y lacas, chapas, carteles, óleos y pinceles. Estos materiales describen su procedimiento frente a una obra, aparecen en distintas capas y órdenes, siempre presentes, de algún modo nos muestran cómo su cuerpo rebota contra las chapas que pinta, raspa, golpea y pinta y cada capa es un acto sobre otro acto. 

Andrés Sobrino: En esta ocasión se muestra y muestra a sus compañeros de galería, ordena el espacio como sus líneas y sus planos, ocupa el espacio como sus tablas y sus objetos. Entrelaza relaciones promiscuas entre obras y artistas, se mezclan los recursos, las ideas, los tiempos, las historias, los óleos y los esmaltes, el bronce y el cobre, la madera y el vidrio, la chapa y la tabla.

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