Fito Páez en el Movistar Arena: Una fiesta de rock y emoción en su tour 40/30
Una noche cargada de magia, historia y sentimientos
El estdio de Villa Crespo vibró al ritmo de Fito Páez y su inconfundible talento. Con su tour 40/30, que celebra los 40 años de su primer álbum Del 63 y los 30 de Circo Beat, el rosarino nos llevó por un viaje lleno de nostalgia y energía, recordando cada etapa de su carrera con un show impactante y bien a la altura de su legado.
La noche arrancó potente, con Páez luciendo un traje negro de lentejuelas y camisa blanca que brillaba como las miradas de sus fanáticos. El recital comenzó con “Del 63”, el primer tema de aquel disco debut de 1984 que marcó a generaciones, y desde el primer acorde el público explotó en aplausos. La puesta en escena, bajo la dirección de Sergio Lacroix, fue una maravilla visual, logrando que el Movistar Arena luciera como el escenario perfecto para una noche única.
La banda que lo acompaña, conformada por Diego Olivero (bajo, teclado y coros), Gastón Baremberg (batería), Juan Absatz (voz, teclados y coros), Juani Agüero (guitarra y coros), Vandera (voz, guitarra, teclados y coros) y Emme (voz y coros), entregó un sonido poderoso y preciso, complementado por la sección de vientos Sudestada Horns, con Ervin Stutz (trompeta y flugelhorn), Alejo von der Pahlen (saxo alto y tenor) y Santiago Benítez (trombón). La química entre todos fue evidente, y cada integrante brilló en su momento, pero siempre con la música de Fito como el gran protagonista.
El repertorio fue un recorrido por sus más grandes éxitos. Con “Tres agujas”, “La rumba del piano” y “Cuervos en Casa”, el público fue entrando en calor. Luego, tras el intervalo, el momento cumbre llegó con Circo Beat. Fito regresó al escenario con una camisa naranja espectacular que no pasó desapercibida, y desde el primer acorde la fiesta fue total. Bailes, saltos y un coro masivo llenaron el recinto, convirtiendo cada rincón en una celebración única. Al terminar “Mariposa Tecknicolor”, Páez dijo al micrófono: “Estoy muy emocionado, esto no le hace bien a la música, voy a hacer lo mejor que pueda hasta llegar al final, y ojalá que eso nos abrace a todos”. Y vaya si lo logró: cada uno de los presentes se llevó un pedacito de su magia.
La noche siguió con momentos emotivos, como “Normal 1” y “Las tardes del sol”, y llegó a su punto más nostálgico con el “Tema de Piluso”, aquella canción que Fito escribió en 1994 y que nos remonta a esos días de merienda frente al Capitán. Fue un recordatorio de cómo Fito Páez va más allá de la música, tocando fibras sensibles de quienes crecieron con su arte.
No podían faltar temas icónicos como “She’s Mine”, “Si Disney despertase” y “Soy un hippie”, y cuando llegó el momento de cerrar con “Ciudad de pobres corazones”, el público sabía que este show iba a quedar en la memoria. Fito volvió al escenario una vez más, esta vez con una camisa negra, y nos regaló un final crudo, honesto, de esos que te dejan el corazón latiendo fuerte y las emociones a flor de piel.
Fito sigue llevando su gira 40/30 a distintas ciudades, y los que puedan no deben dejar pasar la oportunidad de verlo en vivo: las próximas fechas incluyen Buenos Aires (12, 15, y 16 de noviembre – Sold Out), Rosario (30 de noviembre – Entradas disponibles), Córdoba (6 de diciembre – Entradas disponibles), Santiago de Chile (10 de diciembre – Sold Out), Buenos Aires (12 y 13 de diciembre – Sold Out), y Montevideo (19 y 20 de diciembre – Últimas entradas disponibles).
Esta noche en el Movistar Arena fue un encuentro con la historia viva del rock nacional y con el espíritu de un artista que nunca dejó de ser aquel pibe rosarino que soñaba con cambiar el mundo a través de su música. Gracias, Fito, por una noche inolvidable.